Crece la desigualdad socioeconómica como consecuencia de la pandemia

Crece la desigualdad socioeconómica como consecuencia de la pandemia

Una investigación realizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba da cuenta acerca del impacto negativo generalizado de la pandemia de coronavirus en lo relativo a ingresos y trabajo, aunque hace hincapié en que resultó particularmente fuerte en los hogares de nivel socio económico (NSE) Bajo y Medio Bajo. En tal sentido, los ingresos se perciben cada vez más como “insuficientes” y se produjo una pérdida de empleos y reducción de horas de trabajo.

En el informe titulado “¿Qué pasa en córdoba? Acceso a derechos y desigualdades, impacto de la pandemia y estrategias para afrontarla 10 claves para entender qué pasa en nuestra ciudad” se propuso generar datos sobre el acceso efectivo a derechos y servicios por parte de las familias de esta capital, a la vez que indagó sobre las condiciones económicas y el impacto que generó en los distintos NSE. También se analiza el impacto de las políticas y dispositivos estatales para atenuar los cimbronazos del virus. Dicha información fue originada en un relevamiento cuantitativo a partir de la encuesta presencial a 615 hogares cordobeses.

Sobre el particular, se indicó que en los hogares de NSE Bajo y Medio Bajo la percepción de que los ingresos son “insuficientes” es mayor al promedio (85,6% y 77,2%, respectivamente, con respecto a un valor promedio de 66,8%). De todas maneras, en los hogares de NSE Medio y Medio Alto también es elevada esa consideración (66,9% y 60,7%, respectivamente), reveló ayer el periodista José Busaniche.

Otro dato que surge de la investigación con respecto a los ingresos en pandemia es que, en términos objetivos, los ingresos disminuyeron en 51,4% de los hogares. Nuevamente, el impacto de esa reducción de los ingresos es desigual según el nivel socioeconómico: mientras en los hogares de NSE Alto, Medio Alto y Medio fue inferior al promedio, en los de NSE Medio Bajo y Bajo fue mayor (55,4% y 80,5% respectivamente).

Con respecto a las características del trabajo en pandemia, se advierten otra vez impactos desiguales según el nivel socioeconómico: mientras en promedio en 23,3% de los hogares se registró pérdida del trabajo, esta fue particularmente intensa en los hogares de NSE Medio Bajo (31,7%) y Bajo (53,4%), con la consecuente reducción de ingresos. En el sector alto, en cambio, la pérdida de empleo afectó sólo al 5%. Otra característica extendida en los hogares de los niveles socioeconómicos Medio Bajo y Bajo, que supone también disminución de ingresos, fue la de reducción de horas de trabajo: esta situación afectó a 21,8% de los hogares en promedio, pero su incidencia fue mayor en los de NSE Medio Bajo (26%) y Bajo (36,8%). En cambio, en los hogares de NSE Alto, Medio Alto y Medio, las características laborales más extendidas durante la pandemia fueron las de realizar teletrabajo o trabajar de manera presencial.

La presencia del trabajo formal como fuente de los ingresos principales alcanza en promedio a 48,5% de los hogares, pero su incidencia es mayor en los de NSE Alto (57,9%), mientras que en los de NSE Bajo alcanza a 33,8%. Otro dato relevante es que la incidencia de las jubilaciones o pensiones como fuente de los ingresos principales es particularmente baja en los hogares de NSE Bajo (18,8%), los únicos que se ubican por debajo del promedio (30,7%).

En cuanto al trabajo informal como fuente de los ingresos principales del hogar, éste sólo muestra frecuencias de dos dígitos en los hogares de NSE Bajo y Medio Bajo (15,8% y 13% respectivamente). El trabajo eventual (por changas) es el principal ingreso en 28,5% de los hogares del NSE Bajo, mientras sólo alcanza al 1,7% del NSE Alto y a 8,9% de los hogares en promedio.

Durante la pandemia, los hogares de NSE Bajo fueron los que tuvieron mayor necesidad de atención médica y más dificultades para acceder a la misma, fundamentalmente en el acceso a turnos y en afrontar el pago de las prestaciones. La incidencia del Covid-19 fue mayor en los hogares de NSE Medio Bajo y Bajo. Asimismo, si bien 36,6% de los hogares en promedio consideró que tuvo dificultades de acceso a servicios de salud en pandemia, fueron los de NSE Medio Bajo y Bajo en los que esa situación fue más frecuente (51,8% y 41% de los hogares respectivamente). En el NSE Alto alcanzó al 25% de los hogares.

Se evidencia una deficiente cobertura de salud en los hogares de NSE Bajo, la cual está directamente vinculada a la presión ejercida sobre el sistema público de salud. La cobertura de salud por obra social es desigual según el nivel socioeconómico: mientras abarca a 26,6% de los hogares del NSE Bajo, alcanza a 47,7% de los mismos en el NSE Alto y a 50,3% en el NSE Medio. Esa desigualdad se profundiza aún más si se considera de manera agregada otros tipos de cobertura según el nivel socioeconómico: combinada la cobertura por obra social con la de PAMI y del servicio prepago, alcanza a 96,7% de los hogares de NSE Alto, mientras que sólo 44,8% de los pertenecientes al NSE Bajo cuenta con algún de sus integrantes con esos tipos de cobertura. La situación de falta de cobertura es particularmente evidente en los hogares de NSE Bajo: 50% de los mismos se encuentran sin ningún tipo de cobertura.

Existen limitaciones de acceso a estos bienes y servicios en los hogares de NSE Bajo fundamentalmente, pero también en los de NSE Medio Bajo, que generan condiciones diferenciales muy desfavorables para el acceso a la educación y al teletrabajo en un contexto de pandemia. En los de NSE Bajo el acceso a computadoras de escritorio se reduce a 21,1% de los mismos y en el NSE Alto alcanza a 61,2%. La diferencia en el acceso es aún mayor en lo que respecta a notebooks: el promedio indica que 49,9% dispone de ese dispositivo en el hogar, pero en el NSE Bajo esa disponibilidad se reduce a 13,5%, mientras que en el NSE Alto es de 85,1%.

El promedio de celulares por persona mayor de 13 años en los hogares disminuye junto con el nivel socioeconómico: mientras que en el NSE Alto hay más celulares que integrantes del grupo familiar (1,15 dispositivos por persona), en todos los otros NSE hay menos teléfonos que personas: en los niveles Medio Bajo y Bajo el promedio es de 0,84 y 0,80 por persona.

El acceso a las computadoras del Programa “Conectar Igualdad” presenta particularidades significativas. Los hogares de NSE Medio y Medio Bajo son quienes presentan porcentajes más altos con este dispositivo (13,2% y 12,2%), seguido de un 10,7% de los hogares de NSE Alto. Por debajo de esas cifras, con el 5,3% de los hogares se ubican los de NSE Bajo.

En lo que respecta al acceso a internet, en los de NSE Alto se accede a internet mediante cableado en el 95% de los hogares, en tanto que en el NSE Bajo ese valor es de 45,9%.

“La información sobre el acceso a estos bienes y servicios aporta elementos para pensar también el acceso a la educación y a las posibilidades de teletrabajo en pandemia. En ese sentido, en la gran mayoría de los hogares pertenecientes a los NSE Bajo y Medio Bajo, la continuidad educativa se garantiza mediante un dispositivo celular. Sin embargo, al considerar la cantidad de celulares por persona en el hogar cabe suponer que en algunos casos el uso del mismo ha sido un recurso compartido por más de un integrante del hogar. Entonces se deducen condiciones diferenciales muy desfavorables en esos mismos niveles socioeconómicos para el acceso a la educación y al teletrabajo en un contexto de pandemia”, grafica la investigación.

Continuidad educativa e información

El trabajo también indagó sobre las dificultades para sostener la continuidad educativa, algo que se profundizó en los hogares de NSE Bajo. En preescolar, los estudiantes se mantuvieron “vinculados permanentemente”, en el 36,4% de los hogares de NSE Bajo y en el 40% de hogares Medio Alto. En los hogares de estos niveles socioeconómicos, en cambio, las situaciones mayoritarias de las y los estudiantes fueron estar “totalmente desvinculados” o “vinculados de manera intermitente”. Con respecto a la información disponible durante la pandemia, los hogares de NSE Alto fueron los únicos que consideraron mayoritariamente que la información disponible fue “mucha” (53,8%).

Políticas estatales y asistencias económicas

Las políticas estatales para enfrentar la situación de pandemia mostraron impactos diferenciales: mientras el IFE se concentró sobre todo en hogares de NSE Bajo (59,7%) y Medio Bajo (31,7%), el Programa ATP fue percibido en el mismo porcentaje en los hogares del NSE Alto y Medio Bajo (9,9 y 9,8%) y un poco menos en los de NSE Bajo (9,3%). Por otro lado, la necesidad de acceso a alguna forma de crédito o financiación fue mayor entres los hogares de NSE Bajo y Medio Bajo: mientras en promedio 28,9% de los hogares recurrió al menos a una opción de crédito o financiación, en el NSE Bajo esa situación alcanzó al 36,1%. La opción más utilizada en los hogares de NSE Bajo y Medio Bajo fue la de “Préstamos familiares” (12% y 16,3% respectivamente)

Distancia en acceso a cloacas y gas natural

Se evidencian marcadas diferencias en el acceso al servicio de cloacas según el nivel socioeconómico: mientras en los NSE Alto, Medio Alto y Medio el acceso es del orden del 54,5%, 57,3% y del 81% respectivamente, en el NSE Bajo es del 14,3%. La diferencia es aún más profunda en lo que respecta al acceso a gas natural: mientras en los hogares del NSE Alto, Medio Alto y Medio el acceso alcanza al 99,2%, al 91,5% y al 95,9% respectivamente, en el NSE Bajo llega solamente al 6,8%. “Se evidencia una marcada diferencia en el acceso a estos servicios en los hogares de más bajos recursos y ello tiene un impacto directo en el bienestar y la salud de las personas y el hábitat en que viven las familias”, marca el estudio.